La fisura labiopalatina como ya sabemos es una
patología congénita de origen malformativo, que se localiza en la zona
orofacial. Existen varios tipos de fisura labiopalatina (fisura labial, fisura
de paladar blando, fisura alveolar, fisura completa y se puede localizar de
forma unilateral o bilateral) que dependiendo de su gravedad y de su grado de
exposición física, afectarán más o menos al desarrollo global del niño
(Zubillaga, Romance, Ramos, Gómez, 2008).
La incidencia media en relación al número de
nacidos vivos es de 1 por cada 700 a 1000 nacidos vivos (García, Martín,
Gracia, Gros, Ureña, Labarta, Hernández, Escartín y Rebage, 2004). La fisura se
produce entre la semana 7 a la 9 de gestación, cuando estas estructuras no llegan
a cerrarse. La rehabilitación comienza desde el nacimiento del niño hasta
finalizar en la edad adulta (Arnaiz, 1987).
En esta pequeña investigación veíamos como en estos niños no solo se veía
una alteración del lenguaje oral, por la afectación de la zona orofacial. Sino que
el nivel general de desarrollo
psicomotor en los niños con fisura labiopalatina de esta muestra, estaba por
debajo de los datos normativos.